martes, 23 de octubre de 2007

...for good...


Because I
knew you I have
been changed
for good...

- Wicked

I was dedicated these
words
once by an extremely important person... who
would you
dedicate them to?

martes, 16 de octubre de 2007

Lejos del país de las maravillas


Alicia ha estado triste desde la última vez que vió al conejo. Ha rogado por verlo de nuevo para poder seguirlo hasta el país de las maravillas. Mas no ha vuelto a aparecer. Quiere regresar a ese día en que se fue de paseo y llegó hasta un mundo mágico. No entiende qué ocurre. Sueña con aquel día en que pisó por primera vez aquel lugar. Años han pasado. Años ha estado triste. Ya no encuentra la puerta a ese lugar. Duda de la realidad de su viaje. Es que su alrededor le dice que la magia no existe. Insisten en que no hay tiempo para soñar. ¿A dónde te has ido conejo? ¿Por qué no me dejaste allá?... ¿Por qué no me enseñaste a volver a soñar... a seguir soñando... a siempre soñar? Trataba de mantener esa llama tenue de su imaginzación viva. Trataba de que su mente no se restrinja a la lógica ni al apuro. Imposible. El tiempo pasaba y lo único que le demostraba es que todo había sido irreal. La llama se convirtió en un leve humo. Había olvidado cómo volar.


jueves, 11 de octubre de 2007

Cara de Háblenme

De verdad me pregunto si es que tengo cara de "háblenme". Es que cada vez que viajo en bus hay alguna persona que me empieza a hablar sin que a mí me interese hablar con él. Siempre me ha pasado esto, pero definitivamente, la última persona que me encontró cara de "quiero conversar con alguien" fue la más freak de todas.
Una vez más iba viajando a Santiago, y yo iba tranquilamente sentada viendo la película que estaban dando, Los Simpson. Aunque la mayoría de la película era fome, igual me reí en varias partes, y cada vez que me reía un viejo que se juraba lolo se daba vuelta a mirarme. No me preocupé mucho, total, debo aceptar que me río mucho, y muy fuerte, por lo que en realidad no es nada raro que la gente me quede mirando cuando me río. En fin, resulta que en una parte de la película en la que salen dos policías dándose un beso, este loco se da vuelta y me empieza a hablar del golpe de estado del 73. Lo quedé mirando con cara de "yiaaaaa" y muchos "¿¿¿???", y seguí mirando la película tratando de encontrarle la conexión entre la escena que recién había pasado y lo que dijo. Luego, cada vez más seguido se daba vuelta a mirarme. Yo me empecé a poner nerviosa, y me juré que en el caso de que se acercara a mí yo gritaría lo más fuerte posible. Una vez que terminó la película, yo saqué una revista que tenía de portada a un inocente Jack Sparrow, y empecé a leerla. Por algún desconocido y misterioso motivo, este gallo revuelve su mochila y me pasa una revista en la que salía un Fabricio pilucho con cara de calentón, y con una foto de los kilómetros de pechugas que ahora tiene la Marlen. Yo quedé impactada, lo miré con tremendos ojos, mientras que me decía para mis adentros "voy a vomitar aquí mismo" (Neira, to2 los días), y lo único que atiné a decirle fue un educado "no, gracias", para luego undir mi cabeza en MI revista.
¡¡Viejo asqueroso!! ¿¿qué creía que estaba haciendo?? Dárselas de lolo y creer que me gustaba que me hablara y que me mirara y que, para peor, creyerea que quería ver a un tipo con cara de calentón y que se jura mino por bailar axe grotescamente. Todo por tener cara de "háblenme"... ¡¡Guácala!!... ¡¡¡Tipo freak, freak, freak, freak, º$%*/#ç*-# FREAK!!!! Si alguien conoce a un cirujano plástico, por favor, no duden en contactarme.

miércoles, 10 de octubre de 2007

Retorno, Lado B

Lo siento mucho amigos santiaguinos, pero es la verdad: es que Stgo es muy feito – Very, really, extremely sorry to tell you, I must insist!
Luego de volver a disfrutar de la vista de mi sur, me deprimí mucho. Comparé ese maravilloso despertar con cada amanecer aquí. ¡No pude evitarlo! El verde me invadía. La vista completa, completa, completa, COMPLETA de la cordillera me dejaba atónita. El mar me inundaba con su azul. Aquí vivo en una selva de cemento, con micros por todas partes (miento, el transantiago aun carece de micros, ¡pero igual!), con una vista de la cordillera limitada ya que el sr. smog se dedica a taparla.
Y esa vista no fue todo lo que me cautivó. Una anoche tuve una vista de un cielo negro, salpicado de estrellas que iluminaban tenuemente mi alrededor. No sabría decirles desde cuando que no veía un cielo tan limpio. Prácticamente se me había olvidado cuan oscuro puede llegar a ser el cielo. Pero esa oscuridad propia del cielo, porque si de smog se habla, el cielo se ve oscuro, pero no se ven las estrellas.
Me quedo con mi sur, de todas maneras, aunque los conciertos de grandes artitas no lleguen para allá, aunque llueva casi todo el año sin importar la estación, aunque Harry Potter y el cáliz de fuego haya doblada al español y no subtitulada como yo quería, aunque haya solamente UN cine, aunque las micros de allá sean las sobras de las Santiago, no cambio mi pueblo...

Really sorry to tell you!

martes, 9 de octubre de 2007

Retorno

No iba a mi pueblucho desde hace casi 2 meses, por eso que cuando el fin de semana largo llegó, agarré mi bolso y partí a mi hogar. Tomé el bus de las 20.30 horas, y de un momento para otro, caí en las redes del sueño y me dormí.
Al otro día, desperté con un brusco giro del bus. Luego de alegar para mis adentros del sr. conductor, abrí las cortinas para averiguar dónde estábamos. Casi lloro. Había llegado a Puerto Varas, y a través de la ventana veía el lago Llanquihue extenderse al frente mío, con el volcán Osorno reflejándose en el agua, y la luz mañanera bañando cada rincón de este lugar del Edén. Habían unas pequeñas nubes teñidas de rosado que daban la sensación de algodón de azúcar colgando del cielo. Este exceso de belleza me dejó sin habla.
Luego de que el bus dejara algunos pasajeros, nos fuimos a Puerto Montt, sólo quedaban unos 20 minutos de viaje. Ya casi llegando al terminal, disfruté al máximo el tramo en el que se tiene una vista completa del mar que tanto extraño en Santiago. A mano izquierda se veía la cordillera de los Andes que avanzaba hacia el sur, y que cada vez se escapaba más de la vista. La marea estaba baja, lo que hacía que la isla Tenglo se viera más alta, y que el verde oscuro de sus arbustos contrastara con el azul claro del mar. En el cielo quedaban algunas nubes, que a esa hora ya habían recuperado su color pálido.

Ya había llegado a casa. Mi mami me estaba esperando. Fue reconfortante volver a mi familia. “No hay lugar como el hogar”.